El sector inmobiliario viene atravesando meses muy complicados por la pandemia, pero el mercado de oficinas, en específico, fue uno de los más afectados. En la actualidad, hay mucha incertidumbre sobre cómo será el futuro del sector y cuáles serán los desafíos que enfrentarán de cara a este nuevo año.
Damián Tabakman, presidente de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), señala que “es difícil predecir cómo será el mix definitivo entre home office y trabajo en la empresa, cuál será la vacancia que finalmente quedará y cómo ello impactará en los precios, cómo deberán redefinirse los lay-outs, qué rol tendrá el coworking y qué demanda encontrarán las oficinas suburbanas”.
Entre tanta incertidumbre, algo que sí es seguro para Tabakman es que el mercado se dirige hacia un proceso que podría calificarse como “fly to quality”: “ello significa que los mejores proyectos y los edificios de mayor calidad, sufrirán menos los cambios. Por el contrario, los que necesiten ingentes inversiones para actualizarse, quizás queden definitivamente obsoletos y los que estén en ubicaciones que ya nadie quiera, probablemente deban refuncionalizarse para destinarse a otros usos, o eventualmente ser demolidos”.
Guillermo Parera, Gerente General de la firma Branson, miembro de la CEDU, afirma que el mercado de oficinas ha sufrido un gran impacto, pero confía en que, “pasado este momento de ansiedad y de incertidumbre, va a haber interés, y de hecho lo estamos viendo en muchas empresas de distintos tamaños, en buscar lugares que provean el entorno adecuado para poder potenciar la actividad de los colaboradores”.
Aunque todavía hay mucha duda sobre el futuro del sector, también hay una gran oportunidad de desarrollo. Las nuevas oficinas se vuelcan a dinámicas laborales totalmente renovadas como consecuencia de la pandemia: mayor flexibilidad de los espacios y con estrictos protocolos de seguridad, proyectos que cuenten con lugares de esparcimiento al aire libre y que apuesten por la sostenibilidad.
En el caso de Branson, su proyecto principal de oficinas Lex Tower fue pensado desde el origen como una torre con todas las características modernas y un entorno seguro como el que se requiere en la actualidad.
“Cuenta con facilidad de medios de transportes y accesos desde distintos puntos de la ciudad y el conurbano; y la posibilidad de disfrutar una jornada laboral que, por ejemplo, empiece con una visita al gimnasio, continúe en una oficina moderna, y termine con una visita al teatro que está dentro de la torre Lex de la productora 100 bares, nada menos que del afamado director Juan José Campanella, y que finalicemos el día con un trago con amigos desde el piso 31, con una vista de 360 grados de la ciudad”, explica Parera.
Por su parte, la empresa Pedro Podestá, miembro de la CEDU, que puso en marcha el nuevo edificio de oficinas premium AAA «Officia Nordelta», decidió ir en el mismo sentido, promoviendo la sustentabilidad y el bienestar de las personas.
“El cuidado del medio ambiente fue una premisa que nos ocupó desde el primer día. No sólo porque es una demanda de las empresas, sino porque creemos que de otro modo no sería coherente con lo que promovemos para quienes vengan a trabajar y compartir espacios en este nuevo lugar”, expresó Pedro Podestá, director de la compañía.
“Officia Nordelta”, emplazado en un terreno único y con un entorno natural, se presenta como un proyecto modelo para alentar la vuelta a las oficinas en esta nueva normalidad: cuenta con espacios para almorzar a cielo abierto, disfrutar de una clase de yoga o de un asado después de una reunión laboral, muelles, un anfiteatro y varios livings, ideales para reuniones en equipo.
La sustentabilidad del proyecto se traduce en los servicios y comodidades que el lugar ofrecerá a sus nuevos ocupantes: paneles solares que abastecerán el consumo de los espacios comunes y los servicios, además de la incorporación de 17 cargadores eléctricos para autos y bicicletas, pensados para alentar el uso de medios de transporte sostenibles.
El rol del desarrollador urbano es clave para el proceso de transformación y cambio estructural del hábitat, los espacios y las ciudades. Desarrollar una zona, un barrio o una ciudad brinda mejoras significativas relacionadas al movimiento y circulación de las personas y su consecuente seguridad. Además, genera un efecto multiplicador de generación de nuevos empleos, apertura de comercios, mejoras en la infraestructura general de los servicios. El motor de crecimiento se pone en funcionamiento gracias al efecto multiplicador del desarrollo urbano, y esto mejora significativamente la calidad de vida de toda una población.