Estamos ante días clave para tomar decisiones estratégicas, serias y consistentes, que permitan aprovechar las múltiples alternativas de negocio, inversión y capitalización que se abren en el horizonte.
Por Marcos Juejati.
¿Cómo hago hoy una buena inversión inmobiliaria? ¿Tiene sentido poner mi dinero en propiedades? ¿Es este el momento adecuado para comprar una vivienda? Recibo estas inquietudes todos los días, a toda hora, en todo lugar. Y no es nada casual, pues éste es un momento especial para el sector y para el inversor y/o comprador final de una vivienda debido a la reconfiguración que esta atravesando el mercado y la nueva ventana de oportunidades que se nos presenta.
Por eso, lejos de ser estos los tiempos para abrazar la inacción, estamos ante días clave para tomar decisiones estratégicas, serias y consistentes, que permitan aprovechar las múltiples alternativas de negocio, inversión y capitalización que se abren en el horizonte.
Entonces: sí, este es un buen momento para invertir y/o comprar una vivienda. Por supuesto, ponderando algunas cuestiones clave para poder decidir estratégicamente. A saber:
1 – «Location, location, location»: La vieja y trillada frase manda más que nunca en el escenario local del real estate. La ubicación del inmueble donde vaya a invertir o comprar para uso, es más que nunca un driver de decisión. ¿Por qué? Porque cuando se invierte/compra una propiedad en un ciclo que incluye incrementos inflacionarios en dólares, siempre un inmueble bien ubicado protege y hace crecer en el tiempo esa inversión temprana. Esto es, de hecho, un negocio en sí mismo. Las zonas consolidadas y, más aún, las microzonas, nunca pierden valor.
2 – Decidir, y hacerlo velozmente: El impacto de una inflación en dólares hace que la variable tiempo sea clave. Mientras antes pueda tomar la decisión de inversión/compra, antes protejo mis activos. Este es un mercado lleno de oportunidades que requiere hoy de decisores inteligentes para transformar posibilidades en aciertos contundentes y concretos.
3 – El ladrillo multiplicador de valor: En una economía en la que la licuación del valor del dinero en circulación es constante, la inversión o compra de propiedades y bienes raíces ha trascendido ya la noción del ladrillo como resguardo de valor para consolidar la idea del ladrillo como un multiplicador de valor. El ladrillo es, además, la posibilidad de transformar flujo de pesos en un activo con valor en dólares.
4 – ¿En obra o terminado?: El viejo dilema no es tal: ambas opciones son competitivas, en distintas escalas. ¿Por qué? Porque en este escenario internacional y local de alta volatilidad, el ladrillo se ha consolidado como el más eficiente y seguro de los negocios. Es cierto que las ventajas competitvas de comprar en pozo son mayores, las opciones son mayores, los planes son más flexibles y las oportunidades son, entonces, superiores. Ciertamente, la nueva ley de Incentivo a la Construcción Federal y Acceso a la Vivienda, puesta en vigor la semana última, que estableció una serie de ventajas competitivas para la inversión inmobiliaria, ha generado excelentes condiciones para las operaciones de compra ade propiedades que tengan un grado de avance inferior al 50%.
5 – Aprender de la experiencia: La memoria histórica y la experiencia deben ser tenidas en cuenta. En la Argentina, como desarrolladores, hemos vivido y aprendido de situaciones traumáticas, en las que parecía que todo terminaba, pero, como luego vimos, nada terminó. Desde 2001 en adelante, sin bancos, con caídas financieras de todo tipo, el ladrillo siempre respondió y funcionó con solvencia y efectividad. Ese conocimiento nos permite hoy potenciar las oportunidades que ofrece el mercado, con seriedad y consistencia, y seguir así aportando al movimiento de la economía, que tiene en la obra privada un motor pujante.
(*) Socio fundador de NorthBaires y miembro de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU).
Fuente: Ámbito Financiero.