Más de 20 desarrolladores urbanos de Argentina participaron de una misión comercial en China organizada por la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) y el Grupo LEAD. Qué innovaciones podrían llegar al país y la propuesta para bajar los costos de la construcción.
En un contexto de mayor apertura comercial en la Argentina, la semana pasada una delegación de empresarios organizados por la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) y el Grupo LEAD, viajó a China con el objetivo de aprender, conectar e importar innovación para el sector de la construcción. La misión comercial, conformada por 20 grandes empresarios del desarrollo inmobiliario argentino, permitió a los participantes sumergirse en uno de los ecosistemas más avanzados del mundo en materia de industrialización constructiva.
“China es uno de los principales polos industriales del mundo. Recorrimos ferias, visitamos fábricas, analizamos soluciones constructivas y dialogamos con empresarios que producen a escalas que en nuestro país resultan difíciles de imaginar”, resumió Mali Vázquez, directora ejecutiva de CEDU. La experiencia, dice, fue reveladora: no sólo por lo que ofrece China, sino por lo que evidencia sobre las propias limitaciones estructurales de Argentina.
Las reuniones giraron en torno a la colaboración, cooperación, negocios seguros, nuevas inversiones, desarrollos inmobiliarios, dejando abierta la posibilidad a lo que pueda surgir a partir del networking natural de estos encuentros.
Según Rubén Sinat, fundador y CEO de Patagonia Construcciones y la desarrolladora RSI, “el balance del viaje es muy positivo. Se enfocó en tres ejes: incorporación de tecnología al proceso constructivo, compra de materiales para obras en curso y adopción de soluciones ya probadas en el mercado asiático”.
Sin embargo, aunque las fronteras hoy están más abiertas, importar materiales o tecnología no será sencillo si no se abordan los obstáculos internos. “Hoy Argentina se encuentra entre los países con mayor presión impositiva sobre la construcción en el mundo. La carga tributaria puede superar el 40 % del costo total de una obra”, remarcó Vázquez. Esta distorsión, advierte, impide que las ventajas de importar insumos a bajo costo se traduzcan en mejoras concretas para el sector.
Magdalena Day, fundadora y Presidente Grupo MDay, destacó la diversidad de materiales y la calidad de los productos chinos. “Esperaba encontrar productos similares a los que ya conocemos, a mejor precio; sin embargo, me encontré con una calidad muy superior a la esperada”, afirmó. Además, destacó “la apertura de las empresas chinas para compartir nuevas tecnologías, formar recursos humanos argentinos y trabajar en conjunto para bajar costos”.
Para Sinat, el verdadero desafío en Argentina no es tecnológico, sino de escala y accesibilidad. “Tecnológicamente, Argentina tiene todo lo que tiene el resto del mundo. Lo que le falta es más variedad de productos, volumen de producción y precio”, explicó. El CEO de Patagonia Construcciones también subrayó la urgencia de dar respuestas al déficit habitacional que afecta a millones: “Necesitamos soluciones definitivas para las 4 millones de viviendas faltantes”.
La experiencia también dejó una profunda reflexión sobre el modelo de desarrollo chino. “Su crecimiento se basó en una industria sólida, políticas de apoyo a la exportación, inversión en tecnología y, sobre todo, en la capacitación y el intercambio de conocimiento”, sostuvo Day. Para ella, replicar estos pilares en Argentina, donde todavía es materia pendiente, es clave para una transformación estructural del sector.
Importaciones: cómo impactará en la construcción
Alejandro Gawianski, CEO de Hit, se asombró al reencontrarse con una China totalmente renovada. “Conocer la actualidad de China fue como un viaje al futuro. Mi último viaje había sido en 2008 y encontré otro país: modernizado, tecnológico, limpio y muy amigable”, describió. Frente a esa comparación, fue categórico sobre la situación local: “Estamos en la prehistoria, con procesos anticuados, sin tecnología y muy caros”.
Gawianski anticipa que, de darse las condiciones, habrá novedades pronto: “Vamos a ver las importaciones antes de fin de año”. Y agregó: “Es indispensable que así sea. Necesitamos bajar costos en dólares para seguir produciendo real estate. Hoy los valores de venta no validan nuestros costos”.
Desde la mirada institucional, Vázquez insiste en que importar no alcanza. “Importar puede ser útil en ciertos casos, pero no es una solución estructural. La verdadera transformación del sector requiere revisar de raíz los incentivos, las cargas y las reglas que hoy lo limitan”, afirmó.
“El viaje a China fue un primer paso”, coincidieron todos los desarrolladores consultados. Pero si Argentina no cambia su esquema fiscal, normativo y de gestión, los beneficios de incorporar materiales más baratos y tecnologías innovadoras seguirán siendo una promesa lejana.
Para lograr un verdadero cambio, subraya Vázquez, “necesitamos bajar entre un 20% y un 30% el costo de construcción a través de reformas impositivas, laborales y de gestión. Así, muchos más proyectos serán viables, el acceso a la vivienda se ampliará y la economía se dinamizará”.
La propuesta de la CEDU para bajar el costo de la construcción
Como parte de su compromiso con la transformación del sector, la CEDU elaboró una propuesta concreta para reducir el costo de la construcción. El plan incluye cinco ejes clave: una reforma fiscal que contemple la reducción del IVA para viviendas nuevas y la eliminación de cargas impositivas redundantes; incentivos para la formalización laboral con menores cargas sociales y programas de blanqueo gradual; una gestión pública más eficiente basada en la digitalización de trámites y normativas unificadas; el acceso a financiamiento hipotecario y créditos para vivienda en pozo; y la promoción de la industrialización a través del desarrollo local de materiales innovadores.
Según Vázquez, “el problema no está solo en importar o no importar”. A continuación, los puntos clave para dinamizar al sector:
1. Reforma fiscal estratégica
• Reducción del IVA para vivienda nueva, como ya aplican países como España o Chile.
• Exenciones de Ingresos Brutos y reducción de tasas municipales.
• Eliminación de la triple imposición sobre un mismo hecho imponible (IVA + IIBB + tasas locales).
2. Formalización laboral con incentivos
• Cargas sociales reducidas para nuevas contrataciones.
• Programas de blanqueo gradual que no penalicen al empleador, sino que lo incentiven.
3. Gestión pública eficiente
• Digitalización de permisos y trámites.
• Normativas unificadas que eviten disparidades arbitrarias entre municipios.
• Estímulos específicos para ciudades intermedias y zonas con potencial de crecimiento.
4. Financiamiento para escalar proyectos
• Créditos hipotecarios accesibles que activen la demanda real.
• Créditos para vivienda en pozo que dinamicen la cadena productiva.
5. Industrialización con desarrollo local
• Promoción de sistemas constructivos innovadores desarrollados en el país.
• Apoyo a la producción nacional de materiales para reducir la dependencia externa.