Crece el interés de desarrolladores en focalizarse en la construcción sustentable, con ahorro de recursos energéticos. El costo oscila entre USD 64 y USD 850 por metro cuadra.
Entre las empresas que emprenden desarrollos inmobiliarios en sintonía con el “cuidado del medio ambiente” gana terreno la opción de construir con eje en el Triple Impacto.
Actualmente los desarrolladores privados llevan adelante más de 2 millones de metros cuadrados de obras de viviendas, entre las que están en ejecución en Buenos Aires y la provincia bonaerense. Y cada vez más empresas empiezan a hacer foco en esta perspectiva.
El Triple Impacto refiere a proyectos con impacto ambiental, social y económico, con igual medida de importancia y relevancia. Es un modelo de gestión empresarial o social aplicable a todas las organizaciones, nuevas y existentes.
Angie Dub, directora de DUB I Arquitectura y Sustentabilidad, dijo a Infobae que “quienes edificamos con este eje sostenemos que hay una preocupación genuina por el impacto de lo que se está construyendo. Sabemos cuánto material se descarta en una obra, y así podemos hacer la siguiente más eficiente. Observamos cuánta energía va a consumir una casa y así podemos repetir estrategias en la próxima. Lo mismo con los recursos económicos”.
Referentes del sector sostienen que las empresas que avizoran un futuro promisorio para sus negocios comprendieron que la única manera de llevar adelante proyectos inmobiliarios exitosos es contemplando y anteponiendo en el desarrollo de sus inmuebles los tópicos vinculados al impacto ambiental y social. La rentabilidad esperada será producto del correcto y eficiente abordaje de cada recurso.
Rodrigo Ballester, CEO de Desisco+b y líder de la Subcomisión de Mejores Prácticas de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos de la República Argentina (CEDU), dijo a Infobae que “ante la inminente necesidad global de atender la problemática ambiental generada por antiguas prácticas de manufactura, nuestro sector debe reconfigurarse para minimizar al máximo posible la huella de carbono dejada mediante su actividad. El éxito de los proyectos ya no solo dependerá de la simple ecuación costo-beneficio tradicional, sino del abordaje integral de las distintas áreas con criterios de sustentabilidad, sostenibilidad y mucha responsabilidad social”.
Tendencia que se afianza
Las empresas de triple impacto son aquellas cuyo propósito va más allá de la rentabilidad o el fin de lucro tradicional de la actividad privada. “Surgen porque se detecta una oportunidad para resolver una problemática relacionada con la cuestión ambiental y social, y que a través del desarrollo de su actividad, que por supuesto debe ser sostenible y viable desde el punto de vista económico, colaboran con su solución. Se comprometen en muchos casos en forma personal, institucional y hasta legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el ambiente”, comentó a Infobae Miguel Ippolito del Grupo Mitre.
El primer eslabón en la cadena de valor de la construcción es el movimiento de suelos y las demoliciones.
Ippolito, añadió: “Los procesos de extracción de las materias primas, hasta la confección de los materiales, y la posterior generación de escombros y residuos, merecen un compromiso y abordaje integral de toda la cadena de valor. En cada una de las obras, se pueden generar impactos positivos ambientales y sociales”.
Apoyados en la economía circular y la puesta en valor de la actividad se implementaron acciones para reducir el envío de residuos a rellenos sanitarios. “Esto trajo como resultado que actualmente recuperemos el 97% de los áridos de demolición (escombros y cascotes). Reinsertamos en el mercado el 98% de los materiales de obra, como puertas y ventanas. También abordamos otros residuos de demoliciones como metales, cartón y plásticos, así como, ciertos residuos especiales, a los cuales se les da una disposición segura”, dijo Miguel Ippolito.
Viviendas, valores y público interesado
Las viviendas con foco en el Triple Impacto hace un tiempo atrás se pensaban para jóvenes profesionales, entre 25 a 35 años, con una educación fuerte en sustentabilidad, nuevas generaciones, o millennials.
“Actualmente y producto de las consecuencias climáticas cada vez más notorias y palpables, por un lado, y el reconocimiento de la crisis socio-habitacional que vive nuestro país, por el otro, el público objetivo se abrió ampliamente a todas las generaciones capaces de comprender que la única manera de frenar el cambio climático y mejorar la cuestión social, es consumiendo de forma diferente y exigiendo a las empresas productos que sean amigables con el medio ambiente”, contó Rodrigo Ballester.
La construcción de viviendas energéticamente eficientes suelen ser más rápidas que las de mampuesto. Una unidad de 150 m2 edificados con sistema Steel Framing puede ser completada en 6 meses en comparación a las tradicionales que suelen demorar entre 10 y 12 meses.
Una eficiente gestión de obra permite al constructor alcanzar los tiempos mencionados con una dotación promedio de 8 colaboradores. En las obras de Triple Impacto la diferencia reside en que se diseñan y ejecutan con un especial cuidado en su impacto ambiental, consumo energético, disposición final de residuos y se trabaja con proveedores locales.
Por su parte, Angie Dub contó que están trabajando especialmente en el sector residencial. “La inversión que demanda es la misma que cualquier otra obra de construcción convencional, a razón de USD 850 por metro cuadrado”.
En Desisco+b culminaron el primer proyecto de mas de 2.500 m2 de construcción en seco, y se preparan a iniciar el segundo proyecto mas importante en materia de sustentabilidad en la localidad de Pilar, además de la construcción de viviendas unifamiliares que realizan regularmente. “Será un proyecto de mas de 3.500 m2 de construcción, que demandará $540 millones aproximados de inversión, con sistema constructivo Steel Framing y estructura pesada de acero, diseño arquitectónico de empresa multinacional y con una gran inyección en materia de autogeneración de energía solar”, dijo Rodrigo Ballester.
Y agregó: “Los nuevos sistemas constructivos permiten elaborar productos más eficientes energéticamente hablando, sin bajar la calidad del producto esperado. La disminución de impacto ambiental no solo se logra en la utilización de sistemas eficientes, sino en todo el proceso de elaboración del producto ej: gestión empresarial, diseño, producción de insumos, logística, proceso de obra, tratamiento de residuos, comercialización y posterior uso”.
A los efectos de otorgar un valor promedio de construcción para una vivienda unifamiliar con sistemas de construcción amigables con el medio ambiente (Steel Framing) y con un nivel de terminación medio, el valor asciende a USD 670 por m2 promedio.
Los rasgos más característicos de estas viviendas se encuentran en la capacidad de aislación térmica y sonora, la utilización de insumos y sistemas que permiten el ahorro y reutilización de agua potable, sistemas de tratamientos de afluentes para evitar contaminación de napas, y otras características arquitectónicas de diseño que solo buscan redundar en un menor consumo energético en el uso de las viviendas. La merma en el costo energético de calefaccionar o refrigerar y vivenciar los ambientes es realmente significativa.
Otra de las características secundarias que contribuyen a alcanzar el impacto cero o nulo en la construcción de viviendas es la autogeneración de energías para consumo propio o para inyectar a la red de distribución. La utilización de paneles solares y pre calentadores de agua sanitaria solar, son un ejemplo claro hacia dónde quiere ir el consumidor final, sostienen desde el sector.
“Las empresas que no incorporan la sustentabilidad en el centro del modelo de negocio se empezarán a quedar afuera de las grandes cadenas de valor, oportunidades comerciales y de acceso a financiamiento”, concluyó Miguel Ippolito.
Fuente: José Luis Cieri para Infobae.